El bar del oro

CERRADO POR CESE DEL NEGOCIO.

lunes, julio 18, 2005

DaMiA y LoS oJoS vErDeS...

Damia, de castaño y largo cabello y ojos grandes y bonitos como la miel, comenzó su primer año de Instituto. Sin entender el porqué, tuvo que dejar su humilde pueblo y comenzar una nueva vida, lejos de su mamá y Charlos. Allí en su pueblo no tenían Instituto y tenía que mudarse a una nueva residencia en un pueblo más grande, pero a la vez lejano.
Al coger sus maletas y con lágrimas en los ojos, se despidió de su mamá y de Charlos. Éste último cogió a Damia y, de hermano a hermana, le dio un gran consejo:
-"Damia, ahora que emigras del pueblo, te cambiará la vida. Si, como lo oyes. Conocerás nueva gente, aprenderás cosas nuevas y, lo más importante, encontrarás tu primer amor. Que no te dé miedo lo que vas a encontrar allí; vive tu vida y experimenta nuevas cosas. Haz que el apellido de nuestra familia llegue muy lejos. Y, por lo que más quieras, tira ese limón podrido de una vez. Se reirán de ti por el mero hecho de tener un trozo de limón envuelto en papel. Allí encontrarás miles de limones, fresas y moras. No te estanques en un simple trozo de limón."
-"Charlos, sabes lo importante que es para mí. Es como mi amuleto, mi razón de seguir adelante. No sé con lo que me encontraré allí, pero esto tan insignificante para mi, es un tesoro para mí".
-"Como quieras Damia, como quieras...¿Escribe, vale?
-"Vale, tete".
Fueron varias horas de trayecto, pero Damia ya se encontraba en el nuevo pueblo, llamado Villa de Ronaldo. Era un lugar mágico; las casas eran enormes y todas ellas de diferente color. Había un gran centro comercial donde Damia podría pasar las tardes. Parques, playa...Damia pensaba que se encontraba en una gran nube. Pero lo mejor de todo le esperaba en la Residencia del Instituto...
Aquello era gigantesco. Ni el pueblo de Damia era tan grande como aquello. Eran tres edificios diferentes, todos ellos como formando un cuadrado y, en medio, una gran plaza con muchos bancos y una fuente en medio. Allí Damia vio a muchas niñas de su edad paseando y hablando por la plaza, como de universitarias se tratara. Damia, con miedo pero a la vez valentía, llegó a la recepción de la Residencia y preguntó por su habitación.
-Hola, me llamo Damia Flosa y tengo reservada una habitación.
-Ui, ¡que morena que eres! ¡Y que cabello tan largo! No te pareces en nada a ninguna chica de la Residencia...
-Es que resido un poco lejos de aquí. Pero...¿De verdad no se parece nadie a mí?
-Nadie, preciosa (me decía la conserge con toda amabilidad). Casi todas las niñas que residen aquí son castañas claras o rubias, muy claras de piel y con cuerpos muy esbeltos. Lo siento cariño, pero pueden que te llamen la bicho raro. Acompáñame, preciosa, te llevaré hasta tu habitación y te presentaré a tus compañeras.
Damia se preocupó por aquellas palabras de la tan amable conserge, pero aquello no le supuso ningún problema a la hora de hacer amigos. Llegó hasta su habitación, picó a la puerta y ahí le abrió la puerta una niña "típica": Cabello claro, piel clara, cuerpo esbelto.
-Hola, ¿que eres la nueva?
-Si...
-¡Tranquila mujer! ¡Todas hemos pasado por esto! Yo me llamo Orev, ¿y tú?
-Damia,encantada de conocerte.
-¡Uala chica, que pelo tan largo que tienes! ¿Me dejas cepillártelo?
-Claro que si, pero no estires mucho...
Así comenzó Damia a conocer a sus 4 compañeras de habitación. Orev, Tarky, Aíle y Hena. Todas ellas fueron muy amables con Damia y la fueron presentando poco a poco a todos sus amigos y compañeros de clase.
Pasaron los meses y Damia comenzó a ser una de las chicas más populares del Instituto. Sacaba unas notas geniales sin apenas estudiar y se moldeó al estilo de ropa de sus compañeras; Pantalones anchos, camisetas de todos los colores, zapatos...Pero, aun así, Damia aun no había conocido a su primer amor. Todas sus amigas ya lo habián experimentado, menos ella. Cada noche, antes de que apagaran las luces, Damia miraba al limón y se preguntaba a sí misma cual era el porqué de su mal encontronazo con aquel desconocido, el amor.
Tarky, que había visto que Damia seguía despierta, decidió sentarse a los pies de la cama y preguntarle a Damia el porqué de su insomnio. Pero lo que más llamó la atención a Tarky era el fruto que Damia guardaba entre sus manos.
-¿Tia, pero qué es eso?
-Un limón, Tarky. Es lo único que he encontrado en la vida que me hiciera seguir adelante. Allá en mi pueblo solo se conocían las fresas y las moras. Todo el mundo comía fresas menos yo, que me hinchaba a moras. Cuando encontré éste limón, sentí una gran sensación en mí. Lo probé y, a causa de su amargo sabor, lo tiré. Llegué a casa y comencé a llorar, porque no entendía el porqué aquel limón me había gustado tanto. Volví a buscarlo pero, Yckul, mi mejor amiga del pueblo, lo encontró y se lo quedó. Esto es lo único que queda de él. Cuando estoy triste, lo abro para recordar viejos tiempos. Pero no quiero caer en la tentación y lo vuelvo a cerrar. Es como un talismán; siempre lo he llevado conmigo.
-...Dese luego un poco rara si que eres Damia...Pero te entiendo. Esto es como el primer amor que, aunque lo has perdido, siempre lo llevas en el fondo de tu corazón. Pero tienes que encontrar nuevos frutos para poder olvidar el primero. No sé si me he explicado bien...
-Como un libro abierto, Tarky.
En ese momento se apagaron las luces en la Residencia y Tarky volvió a su cama.
Siguieron pasando los meses hasta que Damia acabó el primer curso. Todo sobresalientes. Fue la envidia de todo su curso. Esa misma noche, para celebrar el triunfo, Damia fue invitada a una fiesta en la que habrían muchos chicos, música y bebida de todas clases. Damia se vistió con sus mejores galas y fue a por todas. No pasaría aquella noche sin conocer el amor verdadero...Eso sí, el limón, que no falte.
Entre risas, bailes y concursos, Tarky fue en busca de Damia y le dijo con voz pausada:
-Damia, ¿Has visto que grupo de chicos acaba de entrar por esa puerta?
Damia giró la cabeza y, sin saber cómo, no pudo quitar la vista de aquel grupo. Eran unos 6 chicos pero, sin razón alguna, a Damia le llamó la atención el chico más feo.
Se había enamorado de sus ojos. Eran verdes claros, como el mar. Un verde tan claro como aquellos atardeceres de verano. Y grandes, como dos soles. Ese chico miró a Damia, y ella quedó sorpendida por sus ojos.
-Damia, ¿Que te ocurre? No me digas que te gusta el bajito...
-Si, Tarky, pero no por como es...Son sus ojos los que me han hechizado. Han entrado en mi corazón como dos flechas sin piedad. A más, no es tan feo, es una monada...
-Yo creo que me decantaré por el rubio...-Dijo Tarky-.
Pasaba la noche y Damia seguía hipnotizada por aquellos ojos. En un momento dado, con el despiste de Damia, se le acercó el chico y la cogió por la cintura. Estuvieron bailando algunas canciones hasta que el chico le dijo a Damia:
-...¿Sabes que tienes unos ojos muy bonitos?
-No, eso es mentira. Tus ojos si que son bonitos. Lo único que he echo desde que has entrado por esa puerta es mirar a esos ojos grandes y verdes que tienes. No entiendo cómo nadie se ha fijado nunca en estos ojos tan bonitos. Menos mal que te has acercado y ya puedo guardarlos en mi mente eternamente.
-Eternamente en tu mente...y a tu lado, si tu aceptas.
En ese mismo momento, Damia y el chico de ojos verdes se fundieron en un apasionado beso que hizo que todos los presentes en la fiesta pararan ese momento para ellos solos. Estuvieron juntos, besándose y abrazados, hasta el final de la fiesta. Ninguno de los dos quería que aquel momento acabara. Tarky pudo acercarse a ella y, a susurros, dijo:
-Creo que hay algo de lo cual te tienes que deshacer, Damia...
El limón. Aquel querido limón que tanto amó Damia, fue arrojado al mar por ésta. Pensó que, ahora que había conseguido lo que más quería en este mundo, el limón ya no era de suma importancia. Sabía que aquel chico de ojos verdes estaría con ella hasta el resto de sus días. El verde de la esperanza era el verde de sus ojos.
Damia nunca podrá olvidar esos ojos verdes...
"Querido Charlos:
Tenías razón. Me ha cambiado la vida. Tengo nuevas amigas, he aprendido muchas cosas y, sobretodo, he conocido el amor verdadero. Y sí, ya me he deshecho del limón. Ahora el limón se ha convertido en unos preciosos ojos verdes..."
Dedicado a ti en especial y a toda aquella gente que aún piensa que tener la persona más hermosa del mundo es la más afortunada. En la vida hay más cosas que el físico. Yo he logrado ver el amor desde los ojos de otra gente...
TE QUIERO.

martes, julio 05, 2005

MoNuMeNtO...

Me lavé las manos para moldear con sumo cuidado tu cuerpo. Busqué el mayor pedestal conocido por el hombre para conservar tu cuerpo en belleza divina. Mezclé el hierro más resistente con el fuego más ardiente para crear tu figura, con la cual te tendría cobijado en mi mausoleo hasta la eternidad.
Comencé por moldear tu rostro, aunque no pude diferenciar bien el color de tus ojos. Claros, como el mar...Tu mayor virtud, sin poder ser realzada. Nariz, boca, pómulos...Parecías un dios sin serlo. Seguí bajando y creé tu pecho, brazos, piernas y pies. Todo ello formaba un cánon perfecto y parecías una de mis mejores creaciones.
Al acabar, decidí alejarte del mausoleo y te coloqué en medio de mi corazón. Al mausoleo solo van aquellas esculturas que deben dejarse en el olvido; creaciones muertas, alejadas por el olvido. Visitarlas solo cuando el recuerdo vuelva a ti y decidas recordar viejos y, en muchos de los casos, malos tiempos.
Puede que en mi corazón residas poco tiempo, pues no sé nada de lo que podrá ocurrir. ¿Decidirás quedarte en mi corazón y ser recordado como un gran amor, o marcharás hacia el mausoleo, donde las sombras y la melancolía residen en cada una de mis creaciones?
SOLO TÚ PUEDES DECIDIR TU PROPIO DESTINO.