El bar del oro

CERRADO POR CESE DEL NEGOCIO.

lunes, octubre 17, 2005

DaMiA y La HaBiTaCiÓn De ShErAk (CaP.1)...

-Damia, ¿Cómo se llama este chico nuevo de nuestra clase? Rotemi, ya…Pues todo el mundo comenta que tiene una pinta de estar coladito por ti… ¿Porqué no le invitas esta tarde al concierto? Seguro que acepta.
-Tarky, no me gusta este chico. Al principio me atraía un poco, pero es que ahora ya no. Me sabe muy mal porque es un chico maravilloso y me trata estupendamente, pero ahora yo no estoy para estas cosas…
-Ostras, hablando de conciertos… ¿Tú no tienes la fiesta de Sherak hoy? Me han dicho que va a ser espectacular.
-Si, pero cada vez tengo menos ganas de ir, Tarky.
-¿Y eso porqué, Damia?
-Porque a la fiesta van a ir todos sus amigos y amigas del pueblo. El otro día me presentó a uno de ellos que vino de sorpresa a conocer la Residencia, y como que no se le vio muy contento con el resultado. Me dijo que si lo volvía a ver que no le hablara tanto ni, aún menos, quedara con el. Luego están sus amigas, que me miran mal o no me pueden ver con el. El otro día pasó una y Sherak casi se muere del susto. Menos mal que la chica no nos vio, si no la que se arma allí es poca. ¿Para que ir a una fiesta en la cual no puedo hablar con nadie? Para quedarme sentada en una silla, prefiero no ir y estar haciendo cosas en mi habitación.
-También tienes razón; debe de ser algo horrible ir y que todo el mundo te quiera hablar y no te dejen hacerlo…Bueno, si no sabes que hacer, nosotras estaremos en la Plaza Ronaldo viendo el concierto. Llámame si ocurre algo, aunque sea lo más mínimo. ¿Vale, Damia?
-Tranquila Tarky. Estaré bien, no te preocupes.

En realidad, Damia estaba de lo más preocupada por su relación con Sherak. Llevaban días quedando pero, a medida que pasaban los días, más lejos se encontraba de él, cuando tendría que ser lo contrario. No se sentía nada bien con todo lo que estaba haciendo con él. Sus planes, sus vidas, todo. Lo malo de toda la historia es que Sherak nunca le dejaba claras las cosas a Damia y ésta ya no sabía que pensar sobre los sentimientos de Sherak hacia ella. Aún así, Damia no quiso darle mucha importancia y decidió dejar el tema en un segundo plano.

Llegó la noche y Damia se comenzó a arreglar para la fiesta en la habitación de Sherak. En ese momento, alguien golpeó la puerta. Damia, expectante, abrió. Nunca creío que Rotemi (El chico nuevo) picaría a su puerta con lágrimas en los ojos y un pequeño paquete envuelto con un gran lazo en sus manos.
-Dios, Rotemi, ¿porqué lloras? ¿Te han hecho algo, molestado…?
-No Damia, no es nada de eso. Solo quería decirte que llevo toda la tarde llorando. Desde el momento que me han dicho que vas a la fiesta de ese tal Sherak, he sucumbido en la tristeza. No puedo verte con otro chico, Damia. Si te veo besando otros labios, me muero. Te quiero, Damia. Desde el mismo momento en que entré en clase y te vi, no te he podido olvidar. Puede que si que me hayan echo algo; el que me haya enamorado de ti; de tu pelo, de tus ojos, de ti.
Ahora, cerraré la puerta y haré que todo esto no ha pasado. Te dejaré un presente al cual siempre le he tenido un cariño especial. Espero que te lo vea puesto algún día en clase. Y, si algún día, tienes algún problema, duda o necesitas consuelo, mi habitación es la 24-2B. La tienes abierta para cualquier cosa. Solo tienes que llamar y decir que eres tú. Será como tu guarida. Hasta mañana, Damia. Pásalo bien en la fiesta.

Y Rotemi, como dijo, cerró la puerta y comenzó a correr sin que a Damia le diera tiempo ha decir algo más para poder consolarlo. Solo le dio tiempo a mirar al suelo y ver que Rotemi había dejado allí el paquete. Damia lo abrió. Era un recogepelo con una orquídea, su flor favorita. Damia, desconcertada, comenzó a llorar. Le supo muy mal todas aquellas palabras que Rotemi le había dicho, porque no se las merecía. Eran palabras que provenían del corazón y Damia no sabía donde colocarlas. No sabía que sentir y, mucho menos, que responderle. Eran las palabras más hermosas que habían entrado por sus oídos. Se encontraba en un momento de desconcierto y melancolía. ¿Era Rotemi lo que Damia estaba buscando?
Sin saber aún como, Damia siguió arreglándose. En el momento en que peinaba su larga melena, decidió colocarse el recogepelo que Rotemi le había regalado. Se lo puso al lado de la oreja y le quedó que ni pintado. Le gustó mucho aquel detalle que Rotemi había tenido con ella, a más de encantarle el recogepelo. Pero Damia tenía otra cita a la que asistir y, por desgracia o por suerte, tenía que llegar como fuese a la habitación de Sherak.
Anduvo por los pasillos de la Residencia y Damia sentía como todo el mundo la miraba asombrados. Nunca habían visto a Damia tan guapa y bella como aquella noche. Pero Damia no se entretuvo y siguió recto hacia la puerta de Sherak. Llamó a la puerta, pero nadie le abría. Rellamó, pero sin éxito. En ese momento algo la cogió por la cintura. Era Sherak, el cual le dio un beso en la mejilla.
(Siento no haber escrito el capítulo entero. En este momento, no sé como quiero que acabe la historia. Por eso lo dejo en el aire, o más bien diría que alguien dejó las cosas por el aire...
Un beso a todos.).